Cierra los ojos por un momento. Respira profundo. Hay una pregunta en tu corazón, algo que te inquieta, una duda que aún no has logrado responder. Tal vez es una decisión que no sabes si tomar, un dolor que no terminas de sanar o simplemente la sensación de que necesitas una guía más clara en tu camino.
Sea lo que sea, hoy es el día para recibir tu mensaje. Y no vendrá de afuera, sino de adentro, de ese espacio donde los ángeles siempre te hablan, aunque a veces no los escuches.
El amor de tus guías es incondicional. Nunca estás solo. Pero para oír sus respuestas, necesitas hacer silencio y abrir tu corazón. En este ejercicio, tus propias manos escribirán el mensaje que necesitas recibir. No será tu mente la que lo dicte, sino tu alma.
Vamos a comenzar.
Paso 1: La carta a tu ángel
Toma una hoja en blanco y un bolígrafo. Busca un espacio tranquilo, sin distracciones. Imagina que le estás escribiendo una carta a tu ángel guardián.
No te preocupes por las palabras, no busques que sea “bonito” o que tenga sentido perfecto. Simplemente escribe desde el alma.
Hazlo como si le estuvieras contando tu inquietud a un amigo muy cercano, alguien que te ama sin juicio y que solo quiere lo mejor para ti. Sé honesto, sé sincero. Si algo te duele, exprésalo. Si te sientes perdido, dilo. Si tienes miedo, no lo ocultes.
Puedes comenzar con algo como:
“Amado ángel guardián, hay algo que me pesa en el corazón y necesito tu guía…”
Y desde ahí, deja que la tinta fluya. No te detengas a pensar demasiado. Solo permite que todo lo que has estado sintiendo salga a la luz.
Cuando sientas que ya has escrito todo lo que querías decir, respira hondo y suéltalo. Dobla la hoja y ponla a un lado. Ahora es momento de recibir la respuesta.
Paso 2: La carta desde el cielo
Toma una nueva hoja en blanco. Pon la carta que escribiste frente a ti, pero ahora cambia de lugar.
Este es el momento más poderoso del ejercicio: vas a escribir la respuesta como si fueras tu ángel guardián.
No dudes. No analices. No pienses que “no sabes qué escribir”. Solo deja que las palabras fluyan. Respira profundo y visualiza a tu ángel a tu lado, con una energía amorosa y serena.
Imagina que él te habla, que su voz es clara y que sus palabras están llenas de ternura. Deja que su mensaje llegue a tu mano y se plasme en el papel.
Comienza con algo como:
“Mi amado/a, aquí estoy, como siempre, a tu lado. He escuchado tu corazón y quiero que sepas esto…”
Y a partir de ahí, deja que el mensaje se escriba por sí solo. No corrijas. No pienses en si “tiene sentido” o si lo estás haciendo bien. Confía en que el mensaje es el correcto, tal como salga.
Paso 3: La lectura y la reflexión
Cuando termines, lee en voz alta la carta que tu ángel ha escrito para ti.
Hazlo con atención, como si fuera la primera vez que lees esas palabras. Permite que su mensaje te toque el alma.
Tal vez encuentres en ellas respuestas que no esperabas. Tal vez haya frases que sientas que no vinieron de ti, sino de un lugar más alto, más sabio, más amoroso.
Deja que cada palabra entre en tu corazón. Confía en el mensaje que has recibido.
Si quieres, puedes escribir una pequeña reflexión sobre lo que sentiste al leer la respuesta, o simplemente agradecer a tu ángel por su guía.
Reflexión Final
Los ángeles te hablan siempre. Pero a veces, tu mente hace tanto ruido que no los escuchas. Este ejercicio es una forma de recordar que la sabiduría que buscas ya está en ti.
No necesitas que alguien más te diga qué hacer. Tu alma ya sabe el camino.
Cada vez que te sientas perdido, cada vez que la vida te abrume, vuelve a este ejercicio. Escribe. Pregunta. Recibe.
Los mensajes desde el cielo siempre llegan. Solo tienes que abrir tu corazón para escucharlos.
Si lo has hecho, ¿cómo te has sentido? ¿Te sorprendió lo que tu ángel te dijo? Si deseas compartir tu experiencia, este es un espacio de luz para ti.
¿Te gustaría apoyar mi labor con una pequeña donación?
Recibe los mensajes directos a través de nuestro canal en TELEGRAM o WHATSAPP
